Habitaciones privadas

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domingo, 3 de agosto de 2008

TANGO

La ciudad no eras vos
No era tu confusión de lenguas
ni de sexos
No era el cerezo que florecía -blanco-
detrás del muro
como un mensaje de Oriente
No era tu casade múltiples amantes
y frágiles cerraduras

La ciudad era esta incertidumbre
la eterna pregunta -quién soy-
dicho de otro modo; quién sos.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

anda, pásate un día por mi vida, te invito a una caña y te doy fuego a todos tus cigarros.

Paola Valverde Alier dijo...

Cristina, he tratado de contactarte pero me ha sido imposible. Soy costarricense y coordino, junto con casa de Poesía, el Festival Internacional de Poesía de mi país. Por favor, necesito contactarte, mi mail es: pao_valverde@yahoo.com

Un abrazo poeta, me has dado mucho en poco tiempo.

P.

Alphonsus dijo...

Todos somos una pequeña ciudad, incluso los que vivimos en las montañas confundidos entre la maleza, ocultos bajo el atronador sonido de las chicharras...
Un saludo, encantado de conocer tu obra.

Náufraga dijo...

"...quién sos."

Soy la niebla.
Soy el corazón perdido entre las palabras.
Soy una poción mágica y un hilo roto en el laberinto.
Soy un tiempo asesinado y unas toses: el eco de la risa de dios del otro lado de la línea telefónica - llamada por cobro revertido...-
Soy los dedos del invierno escribiendo en los cristales empañados de una ventana.

Soy tango,

hola!

Anónimo dijo...

Recien estoy conociendo su poesía y la verdad me agrada bastante, siento que es descriptiva y sensitiva, como postales de cosas sentidas... gracias por escribirlas.

En ocasiones me atrevo a escribir, no a su altura, pero desde dentro.

crist_alma_@hotmail.com

Anónimo dijo...

Hace años le envié a través de otra poeta una postal. Espero que el barco llegara a puerto.
Teresa

Anónimo dijo...

Decime bandoneón ¿qué tango hay que cantar?
¿no ves que estoy muriéndome de pena?
Yo sé que en tus archivos te quedó
un tango que Gardel nunca cantó.

Permiso bandoneón, tal vez Discepolín
un verso te dejó para mi pena.
Yo sé que con tu aliento a soledad
mi angustia y mi dolor podés calmar.

¿Qué tango hay que cantar? decime bandoneón,
yo sé que vos también lloras de amor.
Tuviste un desengaño como el mío
la noche que Malena se marchó.

¿Qué tango hay que cantar, querido bandoneón?
busquemos ese tango entre los dos.
Tu pena con mi pena van del brazo
¡qué lindo que se hicieran el amor!

No llores bandoneón, sabeme perdonar
si a todos deschavé cual es tu pena:
el beso que Malena no te dio
la noche que amurado te dejó.

¿Qué tango hay que cantar, querido bandoneón?
busquemos ese tango entre los dos.
Tu pena con mi pena van del brazo
¡qué lindo que se hicieran el amor!

(Cacho Castaña y Rubén Juarez)

Anónimo dijo...

No sé quién soy

aunque cada día
adquiero identidades

en el hacer y el sentir

que constriñen mis ideas de yo.

Cada noche,

al encontrarme contigo
explosionando en olas

se limpian esas ideas
creadas a la luz del día.

Cada noche,
hasta que te fuiste.

Por eso, ahora,
día y noche,

abrazo el silencio de mi almohada
y me río de mis ideas,

sin pastillas.

moonlight dijo...

siempre vuelve la imagen del "cerezo que florecía -blanco-
detrás del muro"...no encuentro el poemario donde lo leí por vez primera, pero siempre me remite a una tarde de calor soporífero en que descubrí algunos de sus poemas tras la cristalera de un café.